EL ORIGEN DE ALGUNAS PALABRAS DE NUESTRO LÉXICO POPULAR.
Roberto Arlt
Ensalzaré con esmero el benemérito "fiacún".
Yo, cronista meditabundo y aburrido, dedicaré todas mis
energías a hacer el elogio del "fiacún", a establecer el origen de la
"fiaca", y a dejar determinados de modo matemático y preciso los
alcances del término. Los futuros académicos argentinos me lo agradecerán, y
yohabré tenido el placer de haberme muerto sabiendo que trescientos sesenta y
un años después me levantarán una estatua. No hay porteño, desde la Boca a
Núñez, y desde Núñez a Corrales, que no haya dicho alguna vez: -Hoy estoy con
"flaca". O que se haya sentado en el escritorio de su oficina y
mirando al jefe, no dijera: -¡Tengo una "fiaca"! De ello deducirán
seguramente mis asiduos y entusiastas lectores que la "fiaca" expresa
la intención de "tirarse a muerto", pero ello es un grave error.
Confundir la "fiaca" con el acto de tirarse a muerto es lo mismo que
confundir unasno con una cebra o un burro con un caballo. Exactamente lo
mismo.Y sin embargo a primera vista parece 'que no. Pero es así. Sí, señores,
es así. Y loprobaré amplia y rotundamente, de tal modo que no quedará duda
alguna respecto a misprofundos conocimientos de filología lunfarda Y no
quedarán, porque esta palabra es auténticamente genovesa, es decir,
unaexpresión corriente en el dialecto de la ciudad que tanto detestó el señor
Dante Alighieri. La "fiaca" en el dialecto genovés expresa esto:
"Desgano físico originado por la falta de alimentación momentánea".
Deseo de no hacer nada. Languidez. Sopor. Ganas deacostarse en una hamaca
paraguaya durante un siglo. Deseos de dormir como los durmientesde Efeso
durante ciento y pico de años. Sí, todas
estas tentaciones son las que expresa la palabreja mencionada. Y algunasmás.
Comunicábame un distinguido erudito en estas materias, que los genoveses de la
Boca cuando observaban que un párvulo bostezaba, decían: "Tiene la 'fiaca'
encima, tiene". Y deinmediato le recomendaban que comiera, que se
alimentara. En la actualidad el gremio de almaceneros está compuesto en su
mayoría por comerciantes ibéricos, pero hace quince y veinte años, la profesión
de almacenero enCorrales, la Boca, Barracas, era desempeñada por italianos y
casi todos ellos oriundos deGénova. En los mercados se observaba el mismo
fenómeno. Todos los puesteros, carniceros, verduleros y otros mercaderes
provenían de la "bella Italia" y sus dependientes eranmuchachos
argentinos, pero hijos de italianos. Y el término trascendió. Cruzó la tierra
nativa, es decir, la Boca, y fue desparramándose con los repartos por todos los
barrios. Lo mismo sucedió con la palabra "manyar" que es la
derivación de la perfectamente italiana "mangiar la lollia", o sea
"darse cuenta". Curioso es el fenómeno pero auténtico. Tan auténtico
que más tarde prosperó este otro término que vale un Perú, y es el siguiente:
"Hacer el rosto". ¿A que no se imaginan ustedes lo que quiere decir
"hacer el rosto"? Pues hacer el rosto, en genovés, expresa preparar
la salsa con que se condimentarán los tallarines. Nuestros ladrones la han
adoptado, y la aplican cuando después de cometer un robo hablan de algo que
quedó afuera de la venta por sus condiciones inmejorables. Eso, lo que no
pueden vender o utilizar momentáneamente, se llama el "rosto", es
decir, la salsa, que equivale a manifestar: lo mejor para después, para cuando
haya pasado el peligro. Volvamos con esmero al benemérito "fiacún".
Establecido el valor del término, pasaremos a estudiar el sujeto a quien se
aplica. Ustedes recordarán haber visto, y sobre todo cuando eran muchachos, a
esos robustos ganapanes de quince años, dos metros de altura, cara colorada
como una manzana reineta,pantalones que dejaban descubierta una media tricolor,
y medio zonzos y brutos. Esos muchachos eran los que en todo juego intervenían
para amargar la fiesta, hasta que un "chico", algún pibe bravo, los
sopapeaba de lo lindo eliminándoles de la función. Bueno, esos grandotes que no
hacían nada, que siempre cruzaban la calle mordiendo un pan y con un gesto
huido, estos "largos" que se pasaban la mañana sentados en una
esquina. o en el umbral del despacho de bebidas de un almacén, fueron los
primitivos "fiacunes". A ellos se aplicó con singular acierto el
término. Pero la fuerza de la costumbre
lo hizo correr, y en pocos años el "fiacún" dejó de ser el muchacho
grandote que termina por trabajar de carrero, para entrar como calificativo de
la situación de todo individuo que se siente con pereza. Y, hoy, el
"fiacún" es el hombre que momentáneamente no tiene ganas de trabajar.
La palabra no encuadra una actitud definitiva como la de "squenun",
sino que tiene una proyección transitoria, y relacionada con este otro acto. En
toda oficina pública o privada, donde hay gente respetuosa de nuestro idioma, y
un empleado ve que su compañero bosteza, inmediatamente le pregunta: -¿Estás con "fiaca"? Aclaración. No
debe confundirse este término con el de "tirarse a muerto", pues
tirarse a muerto supone premeditación de no hacer algo, mientras que la
"fiaca" excluye toda premeditación, elemento constituyente de la
alevosía según los juristas. De modo que el"fiacún" al negarse a
trabajar no obra con premeditación, sino instintivamente, lo cual lo hace digno
de todo respeto.
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